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En el 89 dimos otra parranda memorable en Mayagüez a familiares de Manolo. En
ella, los dueños de la casa interrumpen la parranda pues en el interior se
estaba declamando un poema en celebración de un bautismo.
Nada, que después el grupo se vengó arrasando con el “buffet” que
tenían para dicha actividad.
Ese año damos una parranda en Guaynabo a Milagros Soldevila en un cierre de
calle con solo ocho integrantes (aunque con equipo electrónico que despertó
hasta al mismísimo alcalde.) No dejaban ir al grupo.
En el 1990 tuvimos quizás el
momento mas difícil de nuestra historia. Una
diferencia de opiniones en cuanto a la nueva estructura divide al grupo y
empezamos a dar parrandas por separado. Sin
embargo la amistad de tantos años prevalece y cuatro años después volvemos a
integrarnos en navidades.